A través de sus más de 8 mil kilómetros, el oleoducto Colonial transporta gasolina, diésel y combustible para aviones desde Texas hasta Nueva York. En mayo de 2021, fue objeto de un ciberataque masivo, afectando durante días la provisión de combustible a lo largo de la costa este de Estados Unidos. Entre sus accionistas están Koch Industries, Royal Dutch Shell y reconocidos fondos de inversión de Canadá, Australia y Corea del Sur. 

En agosto de 2021, Microsoft denunció un ciberataque masivo. Hackers accedieron a sus servidores con datos de varias de las mayores empresas del mundo. 

Hace escasas semanas, Ucrania también denunció un ciberataque a gran escala contra el sistema informático del Gobierno .

Sofisticados ciberataques no sólo acontecen a diario sobre infraestructuras, sistemas críticos y comunicaciones, sino también sobre el sistema financiero, la sanidad, y sobre empresas e instituciones particulares. 

Proliferan, en paralelo, las campañas de desinformación orquestadas en redes sociales con perfiles inauténticos y noticias falsas a escala global, y todo ello en el marco de un clima de incertidumbre en torno a Ucrania, Bielorrusia, Irán, Taiwán, y otros países. 

Avanza, además, la posibilidad de una Guerra Híbrida sobre Ucrania, es decir, la utilización de fuerzas militares regulares con fuerzas regulares encubiertas, milicias y acciones en el ciberespacio. 

La geopolítica reaparece con fuerza y se entrelaza con cuestiones domésticas. Para las empresas, la lista de “issues” crece y se complejiza. Además de Ciberseguridad y campañas orquestadas de desprestigio (no detectadas en su mayoría como tales), se añaden importantes desafíos, entre ellos: desconfianza creciente en las instituciones, aumento del precio de la energía, posibilidad de cortes en el suministro, amenazas climáticas, polarización política, racismo endémico, crimen organizado, lavado de dinero, mega evasión fiscal, avances regulatorios, carencia de regulaciones, protestas sociales, y consumidores cada vez más exigentes y organizados. 

Hemos referido al mundo en coexistencia competitiva entre Estados Unidos y la República Popular China, eje de la geopolítica actual. La República Popular China es ya el principal socio comercial de 144 países (de 192 en Naciones Unidas). Esta integración económica entre Estados Unidos y la República Popular China tiene una contracara: espionaje corporativo, ataques cibernéticos y campañas de desinformación entre potencias. No hay país, ni compañía o líder político a salvo.

La proliferación de “issues” geopolíticos y domésticos está llevando a las empresas globales a expandir sus áreas de Asuntos Públicos, sin embargo “el trabajo y las discusiones suelen centrarse en un proyecto, o en la entrada o salida de un mercado o inversión puntual… y como resultado, fallan”, explica McKinsey en un Informe sobre Gestión de Riesgos

El contexto actual es enormemente desafiante para el liderazgo, y requiere ir más allá. Es clave involucrar y comprometer al Consejo de Administración. Además, antes de tejer alianzas con grupos de interés resulta esencial diferenciar cuáles son realmente útiles. Distinguir entre “buenos” y “malos” resulta ineficaz. Más útil será, en cambio, definir con precisión la escala de grises de la realidad. Inclusive aquellos que son considerados hoy “enemigos” podrían convertirse en aliados. 

La evolución de las salas de situación será clave para una estrategia de respuesta coordinada y exitosa durante las crisis sociales y económicas que se avecinan o ante los impactos de las situaciones de riesgo geopolítico que se reproducen en Ucrania, Bielorrusia, o el programa nuclear iraní o la tensión entre Marruecos y Argelia. Situaciones de análisis complejo que demandan conocimiento multidisciplinar e internacional para trazar escenarios de respuestas en el corto, mediano y largo plazo y tecnología de inteligencia avanzada en datos abiertos. 

¿Qué se está comunicando? ¿Son los mensajes clave funcionales al contexto de demanda de la ciudadanía? ¿Tienen estos mensajes en cuenta las preocupaciones de la opinión pública? ¿Es la narrativa aquello que se desea proyectar o, por el contrario, existen alternativas que ofrezcan nuevos mensajes, consistentes y actuales?

Además del objetivo de rentabilidad, las empresas deben poseer un propósito claro: el foco estratégico está no sólo en los resultados sino, también, en ayudar a la resolución de los conflictos que atraviesa la sociedad en su conjunto. Se les exige cada vez más a los CEOs, que ayuden a resolver los problemas sociales, sin sobreexponerse a la política de coyuntura. El Foro Económico Mundial (Davos) señala al Cambio Climático y a los problemas sociales (en ese orden) como las mayores preocupaciones para los próximos 10 años, según su Global Risks Report 2022; en tercer lugar, las confrontaciones geopolíticas. Oportunidades vs amenazas.

 “Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo, y saldrás triunfador en mil batallas”. La frase de Sun-Tzu, del siglo V antes de Cristo en El Arte de la Guerra, tiene más vigencia que nunca. Para ello, analizar el terreno, comprender los contextos cambiantes, y dimensionar fortalezas y debilidades propias resulta esencial para trazar unas nuevas líneas de acción que deben combinar audacia y racionalidad. Tiempo de valientes. 

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