
España se llama Soria
Cada vez que se celebran elecciones autonómicas, florecen las sinécdoques. Soria no es sólo una provincia, es el país completo concentrado en un territorio del interior de España. Lo que allí acaba de suceder nos habla de Castilla y León, pero también del conjunto del país. La parte por el todo.
Soria ¡ya! ha arrasado en las elecciones de Castilla y León. Ha conseguido tres procuradores en una sola provincia, con un apoyo del 43% de lo votantes, lo que sitúa a la formación regionalista por delante del PSOE (18%) y del Partido Popular (24%). Su triunfo es la victoria de la España vaciada, que amenaza con ser decisiva también en las futuras elecciones generales.
La victoria de la formación soriana nos permite anticipar dos de las claves de nuestro futuro electoral, tanto en el conjunto del Estado, como en el ámbito autonómico y el municipal.
La primera clave tiene que ver con el hueco que ha dejado el fracaso del bipartidismo. La Gran Recesión quebró la confianza en el Partido Socialista y el Partido Popular. Podemos y Ciudadanos ingresaron en las instituciones para llenar el vacío que provocó su derrumbe, pero hace bastante tiempo que los partidos de la “nueva política” agotaron su crédito. Su fracaso ha dejado paso a otras propuestas -plataformas regionalistas, Yolanda Díaz, Vox…-, muy diferentes entre sí, pero con algunas similitudes relevantes en las formas.
La segunda clave electoral está relacionada con el relato. Soria ¡ya! tiene una historia que contar: la de los españoles periféricos que han sido marginados durante demasiado tiempo. España no se vacía. A España la vacían las políticas de los Gobiernos centralistas. No obstante, ¿cuál es la historia del Partido Popular y el Partido Socialista? ¿Qué horizonte político y social proponen a sus votantes?
En la actualidad, cabe clasificar a las formaciones políticas atendiendo a si tienen o no un relato ilusionante. La España vaciada lo tiene. Vox también: vamos a ganar las instituciones para reponer la dignidad de nuestro país. Lo mismo se podría decir de Yolanda Díaz, que está construyendo un perfil propio, alejado de Unidas Podemos. Su relato es el de una mujer rigurosa y serena que es capaz de alcanzar consensos y de poner al gobierno al servicio de las mayorías sociales.
La España vaciada, Vox y Yolanda Díaz comparten su carácter impugnatorio. No se definen por lo que proponen, sino por lo que combaten. La España vaciada se enfrenta al centralismo, Vox, al progresismo y Yolanda Díaz, a la vieja política testosterónica de la confrontación, pero ¿cuál es su modelo de país? Es fácil identificar a qué se oponen, pero no aquello que proponen. Repiten, así, la estrategia que aupó a Podemos y Ciudadanos hace siete años, una estrategia que funcionó en el corto plazo, pero que enseguida se volvió en su contra.
Los dos grandes partidos, por su parte, viven instalados en la indefinición permanente. Pedro Sánchez compuso en su día una historia épica que le condujo a la Moncloa: se enfrentó a su propio partido para defender sus principios, recuperó el espacio que Podemos le había arrebatado y formó el primer gobierno de coalición de nuestra democracia. No obstante, cabe preguntar si sigue operando o si, a lo largo de los años, se ha difuminado hasta resultar irreconocible. Es posible que, para cuando lo descubra, ya sea demasiado tarde.
Pablo Casado nunca llegó a perfilar correctamente su identidad, pero, durante los últimos tiempos, el problema se ha agravado. Ante la duda, ha decidido adoptar las formas y los contenidos de Vox, desdibujándose todavía más y regalándole una importante parcela de terreno político a la formación de Abascal.
PSOE y PP no cuentan con demasiado tiempo para rectificar su rumbo. Cuando se conocieron los resultados de Castilla y León, Abascal dijo que a su candidato se le había puesto cara de vicepresidente. Esa misma noche, al 2022 se le puso cara de año electoral. En menos de diez meses, se celebrarán las elecciones autonómicas de Andalucía. El Partido Socialista podría adelantar las generales para que se celebraran al mismo tiempo, aprovechando el tirón de Sánchez y evitando un nuevo varapalo que perjudique sus opciones en el conjunto del país. El resultado de las futuras elecciones dependerá, en gran medida, de cómo integren los grandes partidos la principal lección de los comicios de Castilla y León: en política gana quien tiene algo que contar. Soria ya lo sabe y España lo entenderá dentro de muy poco.