El ruido del azar

«Aquel que dijo “Más vale tener suerte que talento” conocía la esencia de la vida». La frase con la que comienza Match Point no sólo resume la película, sino también gran parte de nuestras experiencias cotidianas. Todo está sometido al azar: las decisiones judiciales, los diagnósticos médicos, las evaluaciones de recursos humanos… Todo. No obstante, esto es algo que preferimos ignorar para no herir nuestra frágil cordura.   

La decisión de un juez sobre nuestro futuro, por ejemplo, puede estar condicionada por algo tan fortuito como la derrota de su equipo de fútbol. Los días inmediatamente posteriores a perder un partido de manera inesperada, los jueces tienden a ser más estrictos.

En el ámbito médico, también nos enfrentamos a los caprichos del azar. Los diagnósticos que emiten los diferentes profesionales difieren con mucha frecuencia. Por esa razón, a menudo solicitamos segundas opiniones. La diversidad de juicios es particularmente acusada en el terreno de la salud mental. Los doctores tienen serias dificultades incluso para alcanzar acuerdos mínimos a la hora de diagnosticar depresiones mayores.

En lo que respecta a las entrevistas de trabajo, la suerte depende de las similitudes entre las partes. Los profesionales de recursos humanos tienden a preferir a los candidatos con los que comparten características culturales, aunque dichos atributos no guarden ningún tipo de relación con los empleos vacantes. Hace mucho tiempo que se trabaja para evitar este tipo de sesgos, pero todavía se siguen produciendo.

En su última obra, Ruido, Daniel Kahneman, Olivier Sibony y Cass R. Sunstein investigan la variabilidad no deseada de juicios como los anteriores. El objetivo del libro es defender estrategias de intervención que nos permitan minimizar las divergencias y ser más precisos, reduciendo de ese modo el papel de la suerte en nuestras vidas. Algunas de sus propuestas (como, por ejemplo, las auditorías periódicas de “ruidos estadísticos” o la estructuración de los procesos de toma de decisiones), son poco controvertidas y podrían ahorrar costes muy importantes a las organizaciones. Las propuestas que involucran algoritmos e inteligencias artificiales, en cambio, son más problemáticas y requieren una discusión más pormenorizada ya que despiertan (razonables) suspicacias en la ciudadanía.

Hace años, Pensar rápido, pensar despacio se convirtió en un clásico de la literatura divulgativa explicando las inmensas posibilidades de la economía conductual (behavioral economics). Ruido es el complemento perfecto para esa obra.